De forma regular desde el
castellanismo nos focalizamos en la injusticia histórica que sufrimos al
experimentar una separación administrativa en cinco CC.AA. distintas (o seis,
si incluimos Requena y Utiel). Quede de lado, que obviamente, es algo
compartido por el que suscribe. Nos centramos tanto en ello que llegamos a
convertirlo casi el único mensaje que lanzamos. Si acaso, apoyado por la
oposición al robo de agua del Tajo.
Este mensaje de la Castilla
dividida no cala. Por mucho que sepamos que es injusto no es asumido por la
ciudadanía y, por lo tanto, no será objeto debate en la calle. Ni siquiera con
la reclama de la revisión de la Administración Pública nadie, fuera de nuestros
círculos, lo ha mencionado o insinuado. En el debate está la reducción en el
número de municipios, y la racionalización de las administraciones autonómicas
a través de una reducción de diputados o la reducción de duplicidades.
El abrir el debate sobre Castilla
tiene tal oposición en los actuales partidos de gobierno (PP, PSOE e IU) y en
los partidos nacionalistas catalán y vasco que impide que, con las posibilidades
que hoy día tenemos, consigamos batir las barreras de entrada en el debate
político. Si los partidos mencionados y sus élites no hablan de ello, los
medios y los “intelectuales” tampoco. Por tanto, el debate no se traslada a la
calle por los medios oficialistas que, a la postre, son los generadores y
creadores de opinión pública.
Se genera así un infinito de
puertas cerradas que lo que está provocando es que incluso ya la palabra
Castilla suena a muchos como un concepto extraño. Sinceramente, cuando por ahí
os identificáis como castellanos, ¿no os miran raro o como perdidos o como que
no saben muy bien a qué te refieres?
Dicho lo cual, hay que partir de
este status quo. La estrategia castellanista ha de llenarse de la suficiente
fuerza y mensaje político para poder estar siempre en el debate. Hay que prever
las consecuencias de las políticas actuales, hay que desarrollar tesis y
conformar un proyecto integral que otorgue solución a toda situación que se
esté dando en la calle. Además hay que ser rápidos, ágiles y, sobre todo,
originales en las formas.
Hemos de conseguir conformar un movimiento socio
político tal que consiga romper las barreras de entrada que el castellanismo
tiene en el tablero político de las tierras castellanas.
4 comentarios:
La solución es obvia:
Luchar por Castilla y no por panCastilla.
Luchar por Castilla entera (la Vieja y la Nueva) pero no por la apropiación de otros territorios.
Luchar con el pendón carmesí castellano y no con el pendón de la Corona de Castilla y de León.
Luchar codo con codo con otros movimientos territoriales y no contra ellos.
Enfatizar el hecho castellano y hablar del español como un adjetivo de nivel administrativo.
¡Viva Castilla!
¡Fuera panCastilla!
¡Qué plasta eres, colega!
No te dediques a decirle a los demás lo que tienen que hacer. El 95% de los leoneses apoyan, para tu sola desgracia, mantenerse unidos a los castellanos.
Yo enfatizaría el papel que tuvo la Corona de Castilla como eje de España, lo que queda "castellano" de esa Corona debe identificarse con ese eje en contraposición con vascos y catalanes que no apuestan por lo común.
Teniendo en cuenta el pensamiento de nuestros paisanos me parece que es el único modo de llamar su atención: ¿ves qué mal le va a España? ¿sabes que cuando Castilla (aunque fuera la Corona entera) tenía peso le iba mejor? ¿qué ha sido de Castilla? Y convencerlos de que lo mejor para España es recuperar a Castilla.
El pendón cuartelado indica la unión de dos reinos, no apropiación de uno para otro. Castilla nació como condado en León y aunque se independizara volvió a donde pertenecía.
No cometamos el error de seguir sólo al nombre en vez de al contenido.
Aun así que cada uno haga lo que mejor considere. Desde el respeto todo es debatible.
Saludos.
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